domingo, 4 de abril de 2010

LUIGI BOSCA-RIESLING: “LA” FERRARI.


A veces es necesario contar pequeñas pero grandes historias, y en este caso, vamos a hablar de la Familia Arizu, de un Riesling, y el nombre de Luigi Bosca, que también tuvo, tiene y seguirá teniendo trascendencia histórica en el mercado nacional y en el mercado internacional del vino.
En principio, señalar que en vasco, Arizu significa “robledal”, de modo que cuando Leoncio Arizu llegó a Argentina, ya se vislumbraba un futuro enlazado al vino.
Y es que según cuenta la historia, el nombre podía haber sido el de Ferrari, que es el apellido materno, pero la reconocida marca automotriz ya lo había signado, por lo que se habría decidido por el de Luigi Bosca, que sería un familiar lejano de la descendencia materna con pasado bodeguero.
Lo cierto es que la descendencia de la familia Arizu, trabajó denodadamente en los viñedos de Luján de Cuyo y Maipú, para la creación de los vinos que hoy comercializa internacionalmente, siendo una de las pocas empresas en las que sus vinos siguieron permaneciendo en manos de sus fundadores, la familia Arizu.
Por su parte el riesling es una variedad que tiene su procedencia en Europa Central, y es a orillas del río Rhein, en Alemania, donde se han desarrollado muchos viñedos, también en Alsacia, en Francia, se da el clima para el desarrollo de esta variedad con zonas muy frescas, de inviernos muy fríos y veranos calurosos, siendo sus principales características su elevada acidez, su compleja estructura, que consigue a raíz de las características de los diferentes suelos, pero siempre sin perder ninguna de sus cualidades principales.
En este caso es un Riesling 2008 de Luigi Bosca Reserva de Luján de Cuyo, con características de clima seco, de inviernos fríos y veranos frescos, que cuenta con suelos arcillosos y calizos. El aspecto visual de este riesling es de un color amarillo brillante con tonalidades verdosas, con aromas cítricos, destacándose el limón, pero con algunas notas de melocotón, miel y mermelada de membrillo, en la boca es marcadamente seco, pero sedoso, apreciándose la lima al final de boca, con una acidez equilibrada que nos hace meditar profundamente que si bien el destino no lo caratuló como una Ferrari, podemos señalar con celeridad y sin dejar lugar a duda, que no deja de ser un Luigi Bosca. Bon Appetit.

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